"ROA" LOS HORNAZOS

Con el nombre de "Roa los hornazos" se nombra una fiesta que en el pasado fue muy popular en nuestro pueblo. "Rodar los hornazos" ha sido una tradición en Almonte. Se trataba de realizar una jira al campo El Domingo de Resurrección.

Los alumnos, alumnas, maestras y maestros con la colaboración del la AMPA (padres y madres) del CPIP Lope de Vega hemos realizado esta excursión a la Dehesa de Escolar. La AMPA ha querido en este día regalar a todo el alumnado un hornazo y unas fresas. Este hecho pone de manifiesto el deseo de unir tradición y modernidad en la enseñanza de los niños y niñas del colegio. De forma natural, los padres y madres han organizado en colaboración con el la Dirección del Colegio y todo el claustro de maestros y maestras, un bonito acto cultural.

Antiguamente la gente salía en grupos familiares y vecinales llevando en sus canastos de mimbres y cañas los hornazos. Muchos llevaban los suyos envueltos en servilletas. Llegado el medio día cada cual desenvolvía el suyo y cansados de saltar a la comba o jugar a la pelota se los comían como almuerzo a la sombra de un pino, de un olivo o de una mimbre casi siempre cercanos a las riberas de "los arroyos harineros" almonteños. No faltaban los momentos de buen humor y algunos y algunas se rompían mutuamente los huevos en la frente. En estos momentos de la jira dos exclamaciones eran las más frecuentes: ¡A mí me tocó un huevo de dos yemas!, ¡El mío estaba claro!, acontecimiento este que era más expreso y espectacular cuando eso se descubría al rompérselo a alguien en la frente. No faltaban las risas.

"El Pinarito" en la carretera de Bollullos, "La Venta la Rana" en la Carretera del Rocío, el olivar de Cepeda cercano al "Pozo de los Petroleros" en la Carretera de Hinojos o "La Dehesa" en el camino de los Huertesillos era los lugares más frecuentes a donde los vecinos iban de jira.

La gente del pueblo reservaba los "chicarrones" que se obtenían de la manteca de la "matanza de los cochinos". Con esos chicharrones, semanas antes del Domingo, se realizaban las tortas de hornazo en los "hornos morunos" que había en muchísimos hogares.

Sobre una de esas tortas, más grade y gruesa (tal como aparece en la foto de esta entrada), se colocaba un huevo, que al ser cocidos ambos en el horno, se ponía duro. La torta y huevo tenía una clara simbología religiosa en las fiestas de "Pascuas de Pentecosté". Se trataba de la manifestación popular almoteña sobre "Los huevos de Pascuas". Las tortas tenían variadas formas: formas de peces, de gallinas, etc.

Una tradición que, aunque se mantiene parcialmente, ha cambiado muchísimo en cuanto a los motivos y formas en que se realiza ahora. Como todo en la vida, ha evolucionado y la actual realidad socioeconómica de nuestro pueblo, ya muy alejada de la economía agroforestal del siglo pasado, hace que este acontecimiento haya cambiado con los nuevos tiempos.

Era todo un acontencimiento familiar que para muchos vecinos, junto con los pestiños de Navidad, casi eran las únicas veces que se permitían esos lujos
gastronómicos, esos dulces.

Aquellos eran tiempos de escased y el día de los hornazos era un motivo para realizar un descanso en las duras labores agrícolas.

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